Obsesiones imperiales de Trump

El presidente electo de Estados Unidos pone su mirada en Canadá, el canal de Panamá y Groenlandia

MUNDIALESAyer Redacción
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Trumo y sus deseos expansionistas

Trump obliga a reflexionar “out of the box” (de modo no convencional), como él hace, aunque lo suyo sea más bien reaccionar irreflexivamente. “Thinking out of the guts” (pensar con las entrañas). La “cultura trumpista” es espontánea, zigzagueante, provocativa, heterodoxa y proclamada para aunar a sus huestes.

Habrá que entenderse con él o pelear, aunque para entenderse con Trump también hay que pelear antes, durante y después. Ello no obvia ser zalamero como cuando Macron le invitó a la reapertura de Notre-Dame y le coloco en la primera fila siendo solo un Presidente electo.

Sobrevivimos a su primer mandato y hemos de sobrevivir a esta reencarnación que anuncia unas relaciones difíciles con la Unión Europea. En Bruselas tendrán que considerar los enormes aranceles que Trump agita para contrarrestarlos o anularlos. ¿Comprando petróleo y gas, más caro, a los EEUU? ¿Adquiriendo más armamento americano para la defensa europea? ¿Aranceles contra EEUU?

Del primer mandato de Trump algunas cosas fueron positivas. Los acuerdos Abraham permitieron el acercamiento de algunos países árabes a Israel y Biden los asumió. Un detonante del ataque terrorista de Hamás en octubre de 2023 podría haber sido que Arabia Saudí pensaba oficializar su relación con Israel. Hamás opuso guerra. Sabía lo que se avecinaba tras el atentado y sigue sacrificando a su población al no liberar a los rehenes que secuestró lo que tampoco exime a Israel de crueldad.

Con Trump los europeos se tomaron en serio las demandas americanas de gastar más en defensa. Ahora Putin también ayuda. Ya Clinton argumentaba que EEUU debía centrarse en China y, consecuentemente, tenían que equilibrarse los gastos para la defensa de Europa, como cuando la Guerra Fría, proporción modificada con el relajo posterior a un 75/25 % entre EEUU y Europa. Los malos modos de Trump y sus amenazas de desprotección espolearon a los europeos que fustigaron sus corceles, algunos insuficientemente como España (1,3 % del PIB). Trump quiere pasar del 2 % aprobado en la OTAN hace diez años a un 5 % si bien dicen que se contentaría con un 3 %.

También tiene Trump aspectos oscuros. Lo veremos con Ucrania no tanto en su predisposición a un acuerdo que ratifique las conquistas rusas como con las otras condiciones que aceptaría. Putin ya ha perdido esta guerra porque quería toda la tarta. Si conserva alguna parte, dos porciones de diez, puede no ser un drama absoluto porque la paz favorecerá a una Ucrania libre cercana a los occidentales. Vean el caso de Finlandia que sufrió dos guerras parecidas con la URSS. Perdió bastante territorio, pero ganó libertad. Crimea siempre fue más rusa que ucraniana y el Donbas, pro ruso. Esta invasión es inaceptable, pero los despojos serian soportables. No es derrotismo. Lo suicida es guerrear con frentes congelados en los que solo avanza algo Rusia.

Trump asimismo piensa como un conquistador. Desea que Canadá sea parte de los EEUU; reocupar el canal de Panamá; comprar Groenlandia; y declarar terroristas a los narcotraficantes mexicanos. ¿Verdadero o falso? ¿Posible o descabellado? Depende.

La economía canadiense está integrada con la estadounidense como, por cierto, su defensa aérea. ¿Desean los canadienses ser estadounidenses? Un debate interno. También votarían en el

Capitolio de Washington. Un bocado muy grande. ¿Canadá, el Estado 51 o se despedazaría en sus actuales componentes? ¿Un Quebec francófono en EEUU o volvería a pedir la independencia? El anzuelo es que los productos canadienses, mayoritariamente exportados a EEUU, no pagarían unos aranceles exorbitantes.

¿Reocupar el Canal de Panamá? No están los tiempos para algo semejante. Suena a bravuconada para presionar una rebaja de las tarifas por pasar por el canal. Mejor financiar un proyecto de paso por Nicaragua vía ferrocarril de contenedores entre Atlántico y Pacífico. ¿Serviría de competencia para reducir las tarifas panameñas? ¿Con el dictador marxista Ortega? Vaya usted a saber con Trump, pero parece improbable, si bien el magnate rompe esquemas.

¿Comprar Groenlandia? Depende de Dinamarca, aunque es bastante autónoma. Tiene un subsuelo lleno de riquezas. EEUU compró a Napoleón la Luisiana que antes había sido española. Se extendía desde Nueva Orleans hasta Canadá. Alaska fue comprada a Rusia. ¿Querrán los groenlandeses ser un Estado en los EEUU? Ahora dicen que no. ¿Mañana? ¿Cuánto pagaría Trump? ¿Qué harían en Copenhague? ¿Y la UE? Con el deshielo esa enorme isla puede controlar el paso marítimo por el Norte al Pacífico. China intentó establecer un aeropuerto. Truman ya quiso comprarla. No todo es dinero. Parece que nosotros no quisimos vender Cuba a los EEUU, aunque hay quien dice que Prim se comprometió a ello, y por el Tratado de Paris (1898) la España derrotada cedió Filipinas por 20 millones de dólares.

¿Definir como terroristas a los narcotraficantes mexicanos? Washington podría hacer malabarismos legales propios. Sin embargo, hay importantes incógnitas. ¿Trump ordenaría operaciones militares contra narcotraficantes en México? ¿Qué efectos tendría ello en otros países con situaciones parecidas transfronterizas? Suena también a presión, quizás en favor de operaciones militares conjuntas EEUU/México en territorio mexicano.

La imaginación puede volar. Es uno de los alicientes que ofrece el circo de Trump que va de imprevisible. Veremos cuan dóciles serán los Senadores y Congresistas americanos, así como los aliados, ante sus pretensiones. Y su vecina Sheinbaum, esa que ningunea a nuestro Rey. ¡Trump quiere devolverle 11 millones de inmigrantes ilegales! Solo puede gobernar cuatro años más. Ya gastó su primer cartucho. Por ahora, sin haber tomado aún posesión, ya pierde popularidad por sus nombramientos extravagantes.

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